lunes, 12 de julio de 2010

LUTERO Y LA SANTA CENA (PARTE II)

"Lutero rechazaba categóricamente la transubstanciación, que le parecía atada a categorías aristotélicas... Pero por otra parte, tampoco estaba dispuesto a decir que la comunión era un mero símbolo de realidades espirituales. Las palabras de Jesús al instituir el sacramento: "esto es mi cuerpo", le parecían completamente claras. Por tanto, según Lutero, en la comunión los fieles participan verdadera y literalmente del cuerpo de Cristo. Esto no indica, como en la transustanciación, que el pan se convierta en cuerpo y el vino en sangre. El pan sigue siendo pan, y el vino sigue siendo vino. Pero ahora están también en ellos el cuerpo y la sangre del Señor, y el creyente se alimenta de ellos al tomar el pan y el vino" (González, Historia del Cristianismo, Tomo 2, pág. 49).

Si enseñas que recibes vida por medio de un "punto de contacto" o Santa Cena, cómo insistes en que es un mero símbolo.
Si predicas que es necesario comer del pan y beber del vino para reconciliar con el Padre ¿por qué dices que un símbolo tiene esa eficacia?
Si afirmas que la mesa del Señor tiene el poder de transmitir la génetica o el ADN de Cristo a los que la ingieren ¿por qué aseguras que el pan no es más que pan y el vino únicamente vino?
Si gritas desde el púlpito que quien coma y beba indignamente del pan y del vino se debilitará, se enfermará o incluso morirá ¿quieres decir que un simple símbolo haría todo eso?
Si insistes que el partimiento del pan y el compartir el vino pueden dar sanidad a los enfermos ¿estarás dispuesto a explicarnos cómo un mero símbolo lo lograría?

¿Hasta dónde llega el sentido y la eficacia del partimiento del pan? ¿De qué modo vemos la relación entre la materia y el espíritu? "El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida" (Jn 6.63). Lo que dice el Señor aquí es precisamente que lo espiritual es más literal y real que lo que ven nuestros ojos. Si dice "mis palabras son espíritu" no significa "mis palabras son simbólicas", sino todo lo contrario: "mis palabras hablan de realidades espirituales más ciertas que las visibles". Si no, ¿de qué manera podría juzgar la Santa cena a los indignos con debilidad, enfermedad y muerte según 1 Corintios 11.30? ¡Un simple símbolo no puede tener esta eficacia! ¿El árbol de la Ciencia y el árbol de la Vida son simbólicos o son físicos? ¿Adán y Eva comían de esos árboles o no? ¿Y si son físicos cómo podrían afectar la naturaleza espiritual para dar vida espiritual eterna o muerte espiritual en un cuerpo físico que aún vivía? ¿Lo espiritual es literal o sólo simbólico? ¿Crees que sean preguntas para responder en la venida del Señor Jesucristo o para gozarnos ahora?

lunes, 5 de julio de 2010

DOCTRINA DEL APÓSTOL OTHONIEL RIOS PAREDES (Parte II)

El hombre que adula a su prójimo tiende una red ante sus pasos. Pr 29.5

La doctrina del apóstol Othoniel Ríos Paredes puede ser predicada durante las siguientes décadas, pero siempre hablará más un buen testimonio. Si una doctrina no puede cambiar a nadie, no sirve de nada. El hermano Otho siempre dio ejemplo junto con la palabra que predicó. Si exhortaba acerca del ecumenismo o la falsa unidad, también lo vivía. Fue muy duramente criticado por su ostracismo, sin embargo se mantuvo firme, con un crecimiento pujante y un avivamiento continuo en su iglesia hasta el día que el Señor Jesucristo lo llamó a Su gloria.

Alguna vez dijo el doctor Othoniel "Tengan cuidado con los showman", pues sabía que esa actitud era la base de la falsa unidad que tanto se predica hoy. Es fácil impresionar a la gente, preo impresionar a Dios es otra cosa. La mayoría de los que se reunen en diferentes asociaciones pastorales lo hacen para ungirse unos a otros y aplaudirse entre ellos, adulando tanto a ministros como a integrantes de otras congregaciones. Son sólo predicadores de plataforma.
Cuando leemos en una tarjeta de presentación: Fulano de Tal, profeta a las naciones, y debajo de sus telefonos una nota: Se da cobertura, notamos el fuerte deseo de ser notorio, de obtener autoridad y poder. Acab era un ministro prostituto (1Ry 21.25), que tenía intimidad con cualquiera para así recibir unas cuantas lisonjas y títulos. Apóstol, profeta, evangelista, pastor o maestro NO son títulos, sino funciones. Hay quien tiene el título colgado en la pared sólo para vergüenza, y hay quien funciona bien sin nombramiento alguno.
Sucede como el hijo de familia que regresa de la escuela secundaria con ciertas manías extrañas, entonces su papá le pregunta "Y ahora con quién te estás juntando?". O como la niña de segundo grado, de la misma secundaria; tiene novio en primero y un pretendiente de tercero, también la vienen a visitar unos amigos de la preparatoria, además de tener novio en su vecindad y otro en la iglesia. Las congregaciones no están llamadas a ser adolescentes que coqueteen con todo el mundo, no, sino que están llamadas a ser maduras y a desposarse con un sólo esposo: Cristo Jesús.

Ojalá que me soportarais un poco de insensatez; y en verdad me sopostais. Porque celoso estoy de vosotros con celo de Dios; pues os desposé a un esposo para presentaros como virgen pura a Cristo. 2 Cor 11.1-2