Si no merecemos la herencia, si no nos la hemos ganado, no importa. Con un poco de astucia e insistencia la podemos obtener. Eso es lo que nos enseña el hijo pródigo en Lucas 15.
Gozo artificial, paz fabricada, amistades ilusorias fueron creadas por la astucia de un hijo que estaba cansado de la rigidez de su padre.
¿Dónde buscamos nosotros esa amistad, esa paz? Cualquier cosa se puede sustituir. Un amigo, una fiesta, un lugar, un hijo, bueno, hasta un conyuge (si eres viudo), pero un padre jamás se podra sustituir por otro.
¿Pero se debe ir por el pródigo? No, no, no. Es necesario que llegue solo.
¿Y cuando regresará? No cuando tenga hambre, sino cuando se de cuenta que en la casa de su padre los criados comen mejor que él.
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