viernes, 2 de enero de 2009

A PÍE Y A CABALLO


Si tanto te cansas corriendo contra gente de a pie,

¿cómo podrás competir con gente de a caballo? Jeremías 12:5, DHH

ind, 15 mar 08

Introducción.

El pueblo de Israel, desde tiempos de Moisés hasta los días del rey Salomón peleó a píe contra sus enemigos y nunca a caballo. Sus enemigos eran combatientes de infantería, es decir de a píe, algunos, pero otros tenían hasta carros de hierro. Pero si cuando el pueblo hebreo no metió las manos contra los egipcios, esos fueron derrotados, cuánto más si el Señor de los ejércitos nos permite pelear, aunque sea a píe, no serán humillados ante nosotros.

También se nos ha advertido que allá arriba seguiremos sirviendo (Ef 3.10). Pero si aquí nos cansamos, cómo entonces podremos servir allá.

I.- Las carreras de Elías. 1 Reyes 18:46

Elías fue un varón de Dios que siempre anduvo a píe, y así alcanzo a los que corrían a caballo. Miremos cómo lo logró.

Visión de Dios. Amar a los que están en el polvo para poder amar en el Cielo, al que está en el Cielo. Evangelizando y discipulando, no siendo evangelizados y recibiendo discipulados solamente: hay que servir.

Ojos puestos arriba y los pies bien puestos abajo. No podemos decir que amamos a Dios que no vemos, si a los que vemos no los amamos. La única manera de llegar al arrebatamiento es primero correr a pie, acá abajo.

Sin presunciones. No volvamos a decir que amamos a Dios, si aquí abajo no realizamos la comisión que el Señor nos ha delegado. Elías hacía más de lo que hablaba, evangelizó y discipuló.

Los dos píes de la iglesia. Uno es el evangelismo y otro el discipulado y debemos andar con los dos a la par.

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